Cómo conseguí mi primer contrato profesional como Redactor

Andrés Agui-Ram
4 min readOct 28, 2020

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‪’La agonía de la creación’ de Leonid Pasternak, un pintor posimpresionista ruso. También fue el padre del escritor Boris Pasternak.

Estimado amigo lector, sí esperas una lista de cosas que yo tuve que hacer para conseguir mi primer contrato como redactor, lamento decepcionarte desde un inicio pero es que no hay manera, no hay una lista en concreto. O al menos, yo no he encontrado dicha lista. Lo que si he encontrado son ideas que, sin saber muy bien cómo, me llevaron a ese punto.

A ver, de manera precisa, solamente mande un CV a una empresa y me olvide de ello. Tiempo más tarde, me llamaron, me pidieron un articulo de prueba, les agradó, y ya esta. No hay más. Lo interesante es todo lo que ocurrió detrás, o mejor dicho, dentro de mi mente. Y es lo que vengo a contar.

1. Se unió la pasión con la determinación.

Muchos escritores y redactores tienen una licenciatura en periodismo, ciencias de la comunicación, publicidad, letras. Yo por otro lado, tengo formación meramente científica y laboratorista (que si, los científicos tambien escriben, caray, si tengo ahí mi tesis de 300 paginas, pero vaya es otro enfoque). Lo que quiero decir es que independientemente de tu formación, lo que se necesita, inicialmente, es pasión. En mi caso, una pasión por escribir y compartir mi forma de ver la vida. Ahora bien, no basta con tener pasión por algo para llegar a lo que uno pretende. A la pasión hay que unirla con la determinación para llegar a una meta. No basta con decir — aunque sea con toda la ilusión del mundo — “quiero ser escritor” y quedarse ahí, viendo pasar la vida. Una firme determinación, pues, es fundamental.

Hace un año, un buen amigo me dijo:

“Necesitas empezar a pensar sobre qué manera de vivir quieres tener. No qué clase de vida, si no de qué manera las vas a vivir. ¿Entiendes lo que te digo? Una vez que lo tengas claro, no corras a ninguna dirección que no te vaya a llevar al lugar dónde quieres llegar.

2. Me lo empecé a creer.

A ver, escribir puede ser una afición, pero eso no te llevará lejos. En su libro «Turning pro» («Convertirse en profesional»), el escritor Steven Presfield habla de cómo pasó él de ser escritor aficionado a profesional. El autor afirma que eres escritor profesional… cuando dices que lo eres.

Un escritor profesional es aquel que se ha planteado como objetivo dedicarse a escribir (y tal vez ganarse la vida con lo que escribe) y que trabaja diariamente para cumplir ese objetivo.

Es decir: lo que antiguamente se llamaba «tomárselo en serio».

Vale, estoy de acuerdo en que no es tan sencillo como parece. Pero hay que empezar, no?

Se trata de todo un cambio de mentalidad, que lleva a tomarse la afición de escribir — o la afición que quieras — en serio hasta conseguir convertirla en tu profesión. La escritora española Diana Morales, dice acertadamente que un profesional no se queda esperando a que llegue la inspiración, la suerte, ni lamentándose por no haber tenido una gran oportunidad o dudando de si tiene suficiente talento. El profesional simplemente actúa.

Si quieres ser profesional tienes que creértelo y no avergonzarte de ello

3. Me aferre a la certeza y deje ir la duda.

Mira, seré sincero, me cuesta hablar de certeza, de fe, de creencia. De manera general, se nos enseña desde muy temprana edad a pensar de manera lógica, especialmente al resolver los problemas. Te lo he dicho ya, mi formación es científica, aprendí a confiar en los hechos, las estadísticas, la evidencia o el conocimiento previo. Así que se hace difícil dar cabida a las posibilidades infinitas.

Tener certeza puede sentirse como si olvidásemos el pensamiento racional. Cuando observamos el mundo bajo el lente de la ciencia, vemos sólo lo concreto: aquello que existe en nuestra realidad física. Sin embargo, hay momentos en los que todas las señales físicas sugieren que algo es imposible y aún así estamos seguros de que nuestro deseo puede llevarse a cabo. Los kabbalistas llaman a esto certeza más allá de la lógica. Esto significa tener seguridad de que, a pesar de las probabilidades, cualquier cosa es posible.

Existe un dicho: Salta y la red aparecerá. Bajo esa premisa, yo estoy seguro que primero tuve la certeza de que puedo dedicarme a escribir y a partir de ello empecé a buscar el camino.

Martin Luther King, Jr. dijo: “La fe es subir el primer escalón aunque no puedas ver la escalera completa”.

Con esta frase en mente y sin intención de meterme en temas espirituales, los kabalistas después agregan: “Cuando creas en esto y tengas certeza, tarde o temprano comenzarás a ver los milagros en tu vida”

Quien sabe. Yo ya me cansé de tratar de descifrar esta vida. Al final de cuentas, la fe solo es fe si es totalmente ciega. Tenerla no le hace daño a nadie.

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Andrés Agui-Ram

Me dicen el extranjero. Harto de no ser blogger. De niño quería ser revolucionario. Escribo por las noches para poder dormir de día.